El Real Jardín Botánico, le rinde un homenaje el próximo jueves 11, a través del ciclo “El jardín escrito” que organiza su Biblioteca, presentando el primer tomo de su libro editado por primera vez en castellano por la editorial Pepitas de Calabaza
“Hablando de libros, ando en mitad de uno que me está encantando: Diario rural, de la señorita Cooper. ¿Quién puede ser? Parece una mujer muy inteligente, y ofrece un relato magistral de la batalla entre nuestras malas hierbas y las de ustedes”, escribía Charles Darwin, en una carta dirigida al naturalista Asa Gray. El cielo y los caminos, el bosque y las flores, los mamíferos, los insectos… la vida silvestre. Y como fondo, la actividad humana que, a mediados del siglo XIX, en esa parte del este de Norteamérica conocida como Nueva Inglaterra, comienza a modificar la faz de la tierra y la forma de pensar de sus habitantes.
En ese marco se desarrolla el Diario rural de Susan Fenimore Cooper, a quien puede considerarse como la primera escritora sobre la naturaleza y, sin embargo, una gran desconocida como otras muchas mujeres de su época, ya sea en el ámbito de la ciencia o en otros campos, y a la que el próximo jueves 11 de abril se le brinda un homenaje dentro del ciclo “El jardín escrito” que organiza el Real Jardín Botánico a través de su Biblioteca, presentando el primer tomo (Primavera-Verano) de su obra.
Con prólogo de María Sánchez y traducción de Esther Cruz, la editorial Pepitas de Calabaza presenta por primera vez en castellano el Diario rural de Susan Fenimore Cooper, el relato de las observaciones de su vida campestre durante las cuatro estaciones, durante los años 1848 y 1849. Diario rural es a la vez una invitación a lo pequeño y a lo colectivo, una contemplación y una reflexión: el libro de una mujer que vivió en un pueblo sin progreso, que se alejó de romanticismos, idealismos y trascendentalismos, y que cultivó la lectura, la observación y la escritura para dar cuenta de lo que hoy apenas queda huella: la vida salvaje.
Se trata de una pieza fundacional de la literatura sobre la naturaleza, y que vio la luz cuatro años antes de que H. D. Thoreau publicara Walden. La publicación se ha dividido en dos volúmenes, uno el de Primavera-Verano, que es el que se presenta este próximo lunes en la Biblioteca del Jardín Botánico con entrada libre hasta completar el aforo, y el segundo Otoño-Invierno.
De amplia cultura
Susan Fenimore Cooper (1813-1894), naturalista y escritora, fue una mujer con una amplia cultura, favorecida en parte por la biblioteca de su padre, el escritor John Fenimore Cooper (autor de El último mohicano, entre otras obras), al que acompañó en su viaje a Europa. Además fundó un orfanato en Cooperstown, Nueva York, y lo convirtió en una célebre organización benéfica.
Colaboró en publicaciones como The Atlantic Monthly, The Freeman’s Journal, Harper’s New Monthly y Putnam’s Magazine, y además de Diario rural, publicó, entre otros, los libros Female Suffrage: A Letter to the Christian Women of America o Rhyme and Reason of Country Life.
Susan Fenimore Cooper fue una minuciosa observadora de su entorno, como lo demuestran los muchos apuntes de en Diario rural les dedica a las flores, los árboles, las aves o los insectos. Pero su escritura, firme y precisa, detallista y minuciosa, transparente en la plasmación de sus ideas, la llevó a la reflexión sobre temas tan dispares como la implantación de especies vegetales y animales europeas, el lirismo de los nombres de las plantas, la migración de las golondrinas o la crítica a la matanza de los pieles rojas.
Una desconocida para el gran público
¿Y por qué siendo leída y valorada por vacas sagradas de su tiempo Fenimore es una desconocida para tanta gente hoy día? ¿Dónde ha quedado su legado? ¿Cómo se gestionó? ¿Por qué se atribuye a Thoreau la paternidad del nature writing y no a ella? Todas estas son cuestiones que lanza el periodista y crítico literario Eduardo Almiñana.
Como argumenta Sánchez en el prólogo, ¿qué habría ocurrido si este libro lo hubiese escrito un hombre en lugar de una mujer? “No hace falta tener una gran imaginación para hacerse una idea: en lugar de unas pocas ediciones a lo largo de casi doscientos años, el apellido Fenimore figuraría por partida doble en los anales de la literatura estadounidense -su padre James Fenimore Cooper fue un escritor de aventuras de prestigio, autor, por ejemplo, de El último mohicano-“, señala el propio Almiñana.
Muchas preguntas que pueden responderse en la presentación en la que participarán Caty Arévalo, Directora de Comunicación del Ministerio para la Transición Ecológica. Premio Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad 2017; Marta Torres Herrero, Asociación Trashumancia y Naturaleza y estudiosa del Género y la Ruralidad y Raquel Vicedo, Editora Pepitas de Calabaza.
Organizado desde la Biblioteca del Real Jardín Botánico, el ciclo “El jardín escrito” cumple su tercera edición. Se inició en 2016 con el triple objetivo de dar a conocer este espacio del RJB como lugar de conocimiento, promover el debate y difundir la ciencia. En la primera edición muchos de los protagonistas fueron los propios investigadores del RJB presentando sus últimas publicaciones.
En la segunda edición, 2017-2018, se añadía el componente de las editoriales con el propósito de contribuir a una de las misiones más reconocidas y reconocibles de las bibliotecas, como es la de fomentar la lectura, mostrando al mismo tiempo la ‘biblio-diversidad’ existente (editores, temáticas, géneros…) dentro del panorama editorial.
Esta tercera edición, 2018-2019, sin perder de vista los objetivos anteriores, busca, entre otras temáticas, la actualidad literaria y periodística vinculada a áreas como la ciencia, el medio natural o la biodiversidad
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http://www.pepitas.net/libro/diario-rural
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Susan Fenimore (derecha) y la portada de su obra Diario rural que se ha editado en castellano en dos tomos.