Bonsáis

Colección de Bonsáis

Se considera el conjunto más importante de especies autóctonas ibéricas con más de 100 ejemplares de tejo, sabina negra y albar, acebuche, alcornoque, encina, haya, lentisco, boj, majuelo y olmo entre otros. También cuenta con un grupo de especies procedentes de Japón, China, Canadá y Sudamérica.

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Bonsáis

En el Real Jardín Botánico, CSIC se exhibe la colección de bonsáis más famosa y conocida de España. Felipe González Márquez, -entonces Presidente de Gobierno-, la había comenzado a reunir en el Palacio de la Moncloa desde el año 1987, y finalmente, donó al CSIC en 1996. Está compuesta por un centenar de árboles y arbustos cultivados por él y sus colaboradores según este arte oriental de jardinería. El maestro Luis Vallejo, fue quien participó más activamente en su formación y mantenimiento.

Durante el decenio en que se fue estableciendo, se conoció y divulgó la afición del Presidente de Gobierno a cultivar bonsáis. En la Moncloa se exponían sus bonsáis, pero también se prepararon unas instalaciones donde poder almacenar y trabajar las plantas, pues no todas estaban en condiciones de ser exhibidas a los visitantes del Palacio. Dedicaba muchas vacaciones a recuperar especies en su hábitat natural para transformarlas luego en bonsái. Además, amigos y dignatarios le fueron regalando ejemplares selectos. También aprovechó algún viaje al extranjero –como el que hizo al Japón en 1991- para visitar a famosos cultivadores donde adquirió algunos ejemplares. Mª Teresa Tellería, Directora del Jardín tomó especial empeño en que la colección se exhibiera en unas instalaciones adecuadas. El diseño del recinto, que se remodeló ex profeso para ellos, se encargó en 1998 al paisajista Fernando Caruncho, con quien colaboró el arquitecto Pablo Carvajal.

Finalmente, en 2005, se comenzaron a exhibir los bonsáis al público. El recinto está situado en la parte más elevada, que linda con la calle Alfonso XII. Es una franja de terreno orientada a poniente, desde donde se divisa buena parte del Jardín.

La colección está formada por especies de distinto origen: unas orientales, chinas o japonesas y otras occidentales especialmente de la flora española. Parte de su valor reside precisamente en esta integración de especies: abetos, acebuches, alerces, arces -formando bosques o ejemplares aislados- arrayán, bojes, cedros, encinas, bosques de gingos, hayas -como bosque o aislados- lentiscos, madroños, majuelos, membrillero de la China, olmo, pinos españoles -formando bosque o en ejemplares individuales-, pinos japoneses, sabinas de varias especies, sageretias, taray, tejos y un bosque de tilos.

Los ejemplares exhibidos son una parte de la colección. Se exponen los más vistosos en cada momento. Las especies expuestas y el lugar que ocupan van variando a lo largo del año.

Relación de especies representadas en la colección y número de ejemplares con diferentes estilos de cultivo por cada especie

#ESPECIEFAMILIACANTIDAD
Abies pinsapoPinaceae1
Acer buergerianumAceraceae3
Acer campestreAceraceae1
Acer ginnalaAceraceae1
Acer monspessulanumAceraceae2
Acer palmatumAceraceae1
Acer palmatum `Beni Chidori´Aceraceae1
Acer palmatum `Deshojo´Aceraceae1
Acer palmatum `Seigen´Aceraceae1
Acer palmatum subsp. MatsumaraeAceraceae1
Acer palmatum ´Kashima´Aceraceae1
Arbutus unedoEricaceae3
Betula albaBetulaceae1
Buxus sempervirensBuxaceae5
Carpinus turczaninoviiBetulaceae1
Cedrus atlantica 'Glauca Aurea'Pinaceae1
Crataegus laevigataRosaceae1
Crataegus monogynaRosaceae2
Elaeagnus pungensEaelagnaceae1
Fagus sylvaticaFagaceae5
Ficus microcarpaMoraceae1
Gingko bilobaGinkgoaceae1
Juniperus chinensisCupressaceae2
Juniperus chinensis 'Blaauw'Cupressaceae1
Juniperus chinensis itoikawaCupressaceae1
Juniperus phoeniceaCupressaceae1
Juniperus rigidaCupressaceae1
Juniperus sabinaCupressaceae14
Juniperus thuriferaCupressaceae2
Lagerstroemia indicaLythraceae1
Larix deciduaPinaceae1
Ligustrum japonicumOleaceae1
Myrtus communisMirtaceae1
Olea europea var. sylvestrisOleaceae5
Picea glenhiPinaceae1
Picea jezoensisPinaceae1
Pinus densifloraPinaceae1
Pinus parviflora var. pentaphyllaPinaceae2
Pinus sylvestrisPinaceae4
Pinus thunbergiiPinaceae1
Pinus uncinataPinaceae2
Pistacia lentiscusAnacardiaceae2
Prunus cerasiferaRosaceae1
Prunus mumeRosaceae1
Pseudocydonia sinensisRosaceae1
Punica granatum `Neji Kan´Punicaceae1
Quercus ilexFagaceae4
Quercus suberFagaceae1
Rhododendron indicum `Kinsai´Ericaceae2
Rhus/Toxicodendron succedaneaAnacardiaceae1
Sageretia theezansRhamnaceae1
Tamarix sp.Tamaricaceae1
Taxus baccataTaxaceae5
Tilia cordataTiliaceae1
Trachelospermum asiaticumApocynaceae1
Ulmus minorUlmaceae1
Vitis viniferaVitaceae1
Wisteria sinensisFabaceae1
Zelkova serrataUlmaceae1

Los bonsáis están colocados en tres zonas distintas, el Paseo de los Laureles, la Glorieta del Estanque y la Glorieta de la Noria.

Están expuestos medio centenar de ejemplares. Según las distintas estaciones, cada ejemplar se va trasladando al lugar que se considera más adecuado por la insolación o la temperatura. Ascendiendo por el Paseo de los Laureles, se ven los ejemplares pequeños, que están colocados sobre pedestales de granito hasta llegar a la Glorieta del Estanque. En esta rotonda, se exponen, sobre una solemne bancada, -también de granito-, los dos grandes bosques, los ejemplares de gran tamaño y otros muy selectos. Al bajar cuatro escalones hacia el patio del Invernadero, a la sombra de un tilo se expone otro par de ejemplares de valor destacable.

Desde la Glorieta del Estanque se disfruta de la mejor vista del Jardín, con el fondo del arbolado monumental, los invernaderos, la Puerta de Murillo, y más allá el Museo del Prado. Desde aquí se desciende a la Glorieta de la Noria, donde se exhiben más de una docena de bonsáis, sobre unos bancos de madera y mesas apropiadas.

Los bonsáis son plantas que requieren un trabajo diario, continuo y especializado. Se utilizan las técnicas más difíciles de la jardinería. Para formar un ejemplar de estética lograda deben pasar muchos años. Cuando una planta adquiere el vigor y la edad suficiente, se puede proceder a un cambio drástico en su estilo por medio de la poda, pero tendrán que volver a pasar varios años hasta que se equilibre el bonsái otra vez. Los trasplantes, que se realizan cada dos o tres años, ponen a la planta en una situación crítica y exigen mucha experiencia. En esta operación es cuando se pueden producir importantes fracasos. A lo largo del año, además del riego e inspección diaria, para mantener la estética deseada deben realizarse las tareas de pinzado, poda, abonado, tratamientos fitosanitarios, alambrado y desalambrado. En colecciones amplias como la del Jardín resultan indispensables un taller y un invernáculo.

Únicamente gracias a un trabajo dedicado y con ilusión se puede lograr que la colección merezca ser expuesta.

Origen del cultivo del bonsái

El bonsái es fruto de técnicas de jardinería oriental para cultivar árboles en macetas. En ellos se reúne una minuciosa jardinería integrada en el arte. Todos los pueblos viajeros han desarrollado, en mayor o menor medida, el cultivo de plantas valiosas en macetas, -que no podían trasportarse en su tamaño natural-, para que les acompañasen en sus traslados.

China desarrolló desde muy antiguo una jardinería notable. Los más poderosos como emperadores, sacerdotes, nobles o comerciantes, tenían a menudo jardines cerrados donde disfrutar de su belleza y meditar. Cuando se trasladaban de una residencia a otra, hacían que les acompañase algún árbol que les recreaba un paisaje o les unía a la eternidad. Así se desarrolló el cultivo de árboles en macetas como símbolo de la permanencia de generación en generación.

Los árboles, unidos al hombre, potenciaban sentimientos y creencias, al tiempo que se establecía un diálogo durante la meditación sobre la naturaleza. A la técnica se unió el arte, y la escultura se integró en el árbol. Esto los hizo distintos de todo lo conocido. En Europa también se había extendido el cultivo de plantas en maceta. Los romanos la utilizaron con el arte topiario. Más tarde, en las orangeríes, se cultivaron naranjos, limoneros, palmeras y demás árboles exóticos en macetas, desde el siglo XVI, para poder exhibirlos al aire libre durante el verano. Más recientemente, la fascinación por la jardinería oriental propició que los países europeos y los Estados Unidos fueran importando esas técnicas de cultivo que se integraron en la jardinería occidental. A finales del siglo XIX se trajeron bonsáis a Europa para las Exposiciones Universales. En el siglo XX, y más aún a partir de su segunda mitad, la apertura al Oriente facilitó el que las modas y las aficiones fueran más universales. Las colecciones de bonsáis se fueron estableciendo en algunos jardines destacados.

Cultivo del bonsái en España

Los bonsáis están colocados en tres zonas distintas, el Paseo de los Laureles, la Glorieta del Estanque y la Glorieta de la Noria.

Están expuestos medio centenar de ejemplares. Según las distintas estaciones, cada ejemplar se va trasladando al lugar que se considera más adecuado por la insolación o la temperatura. Ascendiendo por el Paseo de los Laureles, se ven los ejemplares pequeños, que están colocados sobre pedestales de granito hasta llegar a la Glorieta del Estanque. En esta rotonda, se exponen, sobre una solemne bancada, -también de granito-, los dos grandes bosques, los ejemplares de gran tamaño y otros muy selectos. Al bajar cuatro escalones hacia el patio del Invernadero, a la sombra de un tilo se expone otro par de ejemplares de valor destacable.

Desde la Glorieta del Estanque se disfruta de la mejor vista del Jardín, con el fondo del arbolado monumental, los invernaderos, la Puerta de Murillo, y más allá el Museo del Prado. Desde aquí se desciende a la Glorieta de la Noria, donde se exhiben más de una docena de bonsáis, sobre unos bancos de madera y mesas apropiadas.

Las macetas son un complemento imprescindible para el cultivo y exhibición de los bonsáis. Forman parte de la singular estética del conjunto. Deben ser proporcionadas al tamaño y la calidad de cada árbol. Las formas y los materiales son muy variadas, pero deben cumplir unos requisitos exigentes de resistencia a las inclemencias del tiempo. Su aspecto y color varían desde el mate al brillante y del blanco al negro.

Las de origen chino con frecuencia se adornan con paisajes o textos alusivos a la planta que se cultiva en ellas. En algunos casos se diseñan para un bonsái determinado, como las destinadas a acoger bosques o paisajes.

Antiguamente los alfareros o ceramistas las moldeaban con arcillas especiales y cocían en hornos de leña, como el gres o la porcelana dura. Los artesanos las firmaban con su sello o su nombre. Algunas regiones se especializaron en esa producción; tanto en Yixing (China) como en Tokoname (Japón) había numerosos ceramistas, algunos de ellos muy cotizados. En la actualidad se fabrican de manera más industrializada, pero todavía se conservan las tradiciones. En Europa (Reino Unido) también existen alfareros cuyas macetas son muy cotizadas. En la colección del Jardín se puede apreciar una muestra variada de macetas antiguas, modernas y de cultivo.

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