Cultivares, una obra coral escrita por varios autores coordinada por Carmen Toribio, pretende esclarecer y documentar una historia escasamente investigada
Los viveros municipales cumplen 200 años de historia. La conmemoración de este bicentenario es la razón por la que, por iniciativa de varios técnicos municipales, se publica el libro Cultivares. Un recorrido de 200 años por los viveros municipales que protagoniza la primera presentación de noviembre que llevará a cabo el ciclo 'El jardín escrito' organizado por el Real Jardín Botánico (RJB-CSIC) de Madrid a través de su Biblioteca
Cultivares pretende esclarecer y documentar una historia escasamente investigada hasta el momento y sólo parcialmente conocida. Por otra parte, plantea redefinir el papel actual de los viveros municipales, que, en la ciudad del siglo XXI, puedan tener una función relevante y ser piezas clave en un nuevo modelo urbano fundamentado en la sostenibilidad. En estos recintos conviven las estructuras históricas con nuevas tecnologías de producción, en un modelo sostenible que conjuga lo productivo con lo histórico y cultural. Por este motivo, estos espacios públicos bicentenarios pueden contribuir de una forma decisiva en el planeamiento y la gestión de un nuevo modelo de ciudad más sostenible.
La obra, que se presenta este miércoles 6 de noviembre a las 18:30 horas en la Biblioteca del Real Jardín Botánico con entrada libre hasta completar el aforo, recoge también información sobre labor de los viveros municipales de Madrid en la actualidad, resaltando no sólo su actividad principal, el cultivo, sino también otras funciones complementarias interesantes, como la didáctica o educacional.
La historia de los viveros municipales madrileños se inicia en el XIX, coincidiendo, no por casualidad, con la aparición de los primeros parques urbanos públicos. Aunque es difícil establecer la fecha exacta de creación del primer vivero madrileño, se sabe que el 18 de noviembre de 1818 la Junta de Propios del Ayuntamiento de Madrid tomó en consideración la propuesta que Antonio Sandalio de Arias, arbolista mayor de Madrid, había realizado casi un año antes: la creación de un vivero para servicio del municipio en el llamado Soto de Migas Calientes. Cuatro años más tarde, estas instalaciones estaban ya en pleno rendimiento. Pronto, las entre 7 y 8 fanegas iniciales de cultivo se ampliaron, a la par del crecimiento de la ciudad y su demanda de arbolado.
Participación de trabajadores municipales
La evolución de los viveros municipales en el siglo XX también está reflejada en Cultivares. Escasamente estudiada hasta ahora, se ha documentado con ayuda de fotografía y cartografía histórica, así como archivos de prensa. Al ser una historia más reciente, se ha contado también con el testimonio de varios trabajadores municipales que han aportado distintos aspectos del funcionamiento de los viveros en el siglo XX.
Se ha recogido así una información que de otra forma se hubiera perdido, y que resulta especialmente interesante ya que en los viveros municipales se conserva parte de la tradición previa a la revolución que supuso la mecanización de las labores de agricultura primero y su robotización después. Una tradición de cultivo que, conjugada con el uso de técnicas más actuales tiene como resultado una producción de planta de alta calidad y de especies en ocasiones infrecuentes en el mercado.
Investigación de especies vegetales para luchar contra el Cambio Climático
La última parte del libro aborda el análisis de la contribución de los viveros a construir una ciudad más sostenible y que luche contra el cambio climático. Por una parte, se realizan diversas tareas de investigación acerca de especies vegetales, llevadas a cabo fundamentalmente en el laboratorio de cultivo in vitro de Migas Calientes y en el vivero de Estufas del Retiro (destinadas a la obtención de cultivares adaptados a la climatología de Madrid, saneamiento vegetal o resistencia a la grafiosis).
Varios autores
Cultivares ha contado con la colaboración del personal de los viveros municipales y está escrito por Beatriz Rolle Sánchez, historiadora; Javier Spalla Poveda, responsable del Vivero Estufas de El Retiro; y Carmen Toribio Marín, doctora arquitecta, profesora de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, Universidad Politécnica de Madrid (ETSAM- UPM), quien ha coordinadora la obra, editada por el área de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid.
Visita al vivero de Estufas del Retiro
Previa a la presentación del libro, aquellos interesados en conocer el vivero de Estufas del Retiro se ha organizado una visita que, entre las 17:00 y las 18:00 horas, realizará su responsable, Javier Spalla Poveda. Posteriormente, tendrá lugar la presentación desde las 18:30 horas en la Biblioteca del RJB. En el acto, coordinado por el responsable de la Biblioteca y del ciclo, Félix Alonso, intervendrán el propio Javier Spalla y las otras dos autores Beatriz Rolle y Carmen Toribio, esta última coordinadora de la obra.
"Desconéctate y lee"
Esta cuarta edición del ciclo 'El jardín escrito' se desarrolla bajo el lema "Desconéctate y lee" con el empeño de animar a dejar de lado por un rato los dispositivos móviles y disfrutar de la lectura, ofreciendo desde la Biblioteca a un ritmo más pausado que, por ejemplo, el de las redes sociales, conversación, aprendizaje y el descubrimiento de nuevos libros y obras conectando, en este caso, lectura y naturaleza, poesía y botánica o, en definitiva, arte y ciencia.